La prudencia es la capacidad del ser humano de medir las posibles consecuencias de sus actos y actuar responsablemente. Implica hablar y actuar de manera justa y con cautela, respetando la vida y la libertad propia y de los demás. Por ejemplo: mirar hacia ambos lados al cruzar la calle.
La prudencia está siempre orientada a la acción. Requiere reflexión para evitar posibles daños o dificultades y para procurar respetar los derechos de las otras personas. Una persona que actúa de manera imprudente es posible que ponga en riesgo su vida y la de los demás. Por ejemplo: es imprudente conducir con exceso de velocidad.
Para actuar con cautela, es necesario considerar diferentes perspectivas, opciones y consecuencias antes de tomar una decisión. Las personas prudentes pueden reflexionar sobre los riesgos y beneficios de sus acciones y evitar respuestas impulsivas.
El término “prudencia” proviene del latín prudentia, que significa “que actúa con conciencia de lo que hace o de las consecuencias de sus acciones”.
- Ver además: Responsabilidad
La prudencia como virtud
La prudencia es considerada por el catolicismo como una de las cuatro virtudes cardinales y conocida como “la madre de todas las virtudes”, ya que de ella derivan las otras. El catolicismo la define como la capacidad de razonar con buen juicio para juzgar las acciones como buenas o malas, y poder discernir qué camino tomar en cada circunstancia concreta. En este sentido, la prudencia es de carácter moral.
La prudencia es además una virtud intelectual, porque se establece en la razón práctica, es decir, en el uso de la razón para saber cómo actuar. Es una de las competencias intrapersonales de la inteligencia emocional.
Los elementos que forman parte de un acto prudente son:
- Memoria. Es la experiencia. La posibilidad de tener en cuenta el pasado y recordar los éxitos y fracasos permite tomar mejores decisiones.
- Inteligencia. Es la capacidad de examinar el presente para actuar adecuadamente.
- Sagacidad. Es la aptitud de realizar conjeturas de forma veloz, en situaciones en las que es necesario dar una respuesta en poco tiempo.
- Razón. Es la posibilidad de relacionar el conocimiento con la situación presente y con las experiencias pasadas.
- Docilidad. Es la predisposición para aceptar consejos y llevarlos a la práctica.
- Previsión. Es la posibilidad de anticiparse al futuro, de prever acontecimientos y tomar recaudos al respecto.
- Circunspección. Es la atención a las circunstancias en su totalidad, teniendo en cuenta un fin.
- Precaución. Es la cautela para evitar obstáculos y posibles daños.
- Ver también: Virtudes y defectos
¿Cómo es una persona prudente?
Actuar con prudencia permite evitar errores y posibles problemas. Una persona prudente tiende a tomar buenas decisiones porque logra evaluar las situaciones con una mirada amplia, teniendo en cuenta sus experiencias y las de otras personas, así como posibles consecuencias.
Una persona que actúa con prudencia es confiable, porque puede comportarse con discreción y gestionar la información que se le confía, sin transmitirla a quien no debe.
Las personas prudentes son observadoras y cautelosas, pero pueden responder con rapidez si así lo requiere la situación. Esto implica también cierta flexibilidad para cambiar el plan de acción cuando surgen imprevistos.
Ejemplos de prudencia
- Cepillarse los dientes luego de cada comida para evitar la formación de caries.
- Como peatón, no cruzar cuando el semáforo tiene luz verde para los vehículos.
- Expresarse con un lenguaje claro, especialmente cuando se comunican temas delicados o noticias desagradables.
- No conducir si antes se ha bebido alcohol.
- Llevar paraguas si el pronóstico del tiempo anuncia lluvia.
- Observar la fecha de vencimiento de los productos que se compran.
- Estudiar para una lección.
- No conducir sin luces en el vehículo.
- Usar casco cuando se monta una bicicleta o una motocicleta.
- Pedir permiso antes de dar un consejo.
- Añadir poca sal al condimentar las comidas.
- Colocarse cinturón de seguridad al subir a un automóvil.
- Utilizar las sendas adecuadas cuando se circula en bicicleta.
- No revelar secretos.
- Utilizar las luces de giro cuando se conduce un auto.
- Usar preservativo en una relación sexual.
- Utilizar guantes al estar en contacto con un elemento tóxico.
- Llevar el control de las finanzas.
- No correr cerca de un barranco.
- No consumir demasiados alimentos con un contenido elevado de grasa.
- Cargar un abrigo por si baja la temperatura y hace frío.
- Descansar antes de conducir en un viaje largo.
- Probar una bebida caliente con cuidado.
- Tomar días de reposo cuando tenemos fiebre.
- No circular a contramano.
- Usar protector solar al estar en contacto con el sol.
- Escuchar antes de responder.
- Acudir al médico para un chequeo anual.
- Beber agua con regularidad.
- Consultar a un médico ante una dolencia.
- No cruzar la calle mirando el teléfono celular.
- Tener un teléfono celular con batería por si es necesario hacer una llamada de emergencia.
- Si no se sabe nadar, no ir a piscinas cuya profundidad supere la propia altura.
- Seguir las recomendaciones del gobierno cuando se está ante una catástrofe natural.
- Revisar que se lleva todo lo necesario a la hora de partir hacia un viaje.
- Chequear el vencimiento de los servicios y las tarjetas de crédito.
- No consumir alimentos de envases abiertos.
- Tener en cuenta el terreno y el tipo de materiales que se utilizarán para la construcción de una casa.
- Entrenar a diario para alcanzar una meta deportiva.
- Salir del hogar con el tiempo suficiente para llegar a horario a una clase.
- Utilizar casco al trabajar en un puesto de riesgo.
- Actualizar los conocimientos profesionales en forma permanente.
- Cumplir con las normas de la escuela.
- Evaluar todas las variables posibles cuando se hace una inversión de dinero.
- Abonar la totalidad de las deudas e impuestos al cobrar el salario, antes de realizar gastos en lujos y comodidades.
- Llegar a tomar un avión con el tiempo suficiente antes del embarque.
- Hablar con palabras adecuadas en lugar de callar o gritar.
- Proyectar un futuro laboral y, en base a eso, capacitarse profesional y académicamente.
- Evaluar la salida laboral de aquello que se desea estudiar.
- Controlar los gastos cuando no se tiene empleo.
Sigue con:
Referencias
- Sánchez-Tapia, M. G. (2015).La prudencia como sabiduría práctica bajo la perspectiva de Paul Ricœur. La Colmena, (85), 55-67.
- Barp Fontana, L. (2012). La virtud de la prudencia desde el pensamiento clásico. Revista Académica de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, (18), 27-53. http://repositorio.lasalle.mx/
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