Benito Juárez (1806-1872), conocido como el “Benemérito de las Américas”, fue un abogado y político mexicano. Es considerado un héroe nacional en México no solo por haber sido presidente de la república en varias ocasiones entre 1858 y 1872, sino por haber luchado activamente contra la ocupación extranjera durante la Segunda Intervención Francesa en México (1862-1867) y contra el gobierno títere impuesto por los franceses, encabezado por el emperador Maximiliano I.
Se lo considera uno de los protagonistas de la historia contemporánea de México, así como un actor clave en la Guerra de Reforma (1858-1861) entre liberales y conservadores, a pesar de haber sido un político sin antecedentes militares. Además, al ser descendiente de pobladores de la etnia indígena zapoteca, su figura posee una gran importancia social y cultural en el marco de los conflictos étnicos que acompañaron a las luchas políticas en México desde el inicio de su existencia como Estado independiente en el siglo XIX.
El legado cívico e histórico de Benito Juárez es reconocido tanto a escala nacional como internacional. Además de su actividad como hombre de Estado, fue autor de numerosos escritos políticos y de leyes muy avanzadas para su momento histórico, que promovieron una visión más moderna e igualitaria de México, y contribuyeron a romper los lazos con la tradición colonial.
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Nacimiento y juventud de Benito Juárez
Benito Pablo Juárez García nació el 21 de marzo de 1806, en el pueblo de San Pablo Guelatao, ubicado en la Sierra Madre del Sur (en una región hoy conocida como Sierra de Juárez), en el estado de Oaxaca. Sus padres fueron Marcelino Juárez y Brígida García, agricultores indígenas de la etnia zapoteca que fallecieron cuando su hijo tenía apenas tres años.
Desde temprana edad, Benito trabajó como peón y pastor de ovejas en un pueblo desprovisto de escuelas y oportunidades de estudio, por lo que decidió marcharse en 1818 a la ciudad de Oaxaca, donde su hermana Josefa trabajaba como cocinera de una familia adinerada. En esa misma casa, Benito trabajó al cuidado de la granja y conoció a Margarita Maza, hija adoptiva del padre de familia, con quien se casó en 1843 y tuvo doce hijos.
En esa misma ciudad, Juárez consiguió trabajo como aprendiz de encuadernador del sacerdote franciscano Antonio Salanueva, quien no solo le brindó empleo y amistad, sino que aceptó inscribirlo en la escuela. A pesar de ello, sus inicios académicos no fueron sencillos: el español era su segunda lengua (su lengua nativa era el zapoteco) y existía, además, una fuerte discriminación contra los alumnos indígenas.
Juárez acabó retirándose de la escuela y se inscribió en un seminario, donde pudo iniciar su formación. Sin embargo, sus convicciones anticlericales lo hicieron abandonar el seminario en 1827 y dedicarse al estudio del derecho en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde obtuvo su título en 1834.
Sus primeros trabajos profesionales fueron en defensa de las comunidades indígenas. Pero las ideas liberales y modernas estaban ya arraigadas en Juárez, que a esa altura ya podía leer latín, francés e inglés, y dominaba el derecho canónico y el civil.
Inicios de Benito Juárez en la política
La incursión de Juárez en la política mexicana se produjo luego de haber escalado posiciones en la academia. En 1831, fue elegido regidor del ayuntamiento de Oaxaca, cargo que desempeñó a partir de 1832.
Posteriormente, fue nombrado ministro suplente de la Corte de Justicia de Oaxaca, luego diputado local y, a continuación, capitán de la Quinta Compañía del Primer Batallón de Milicia Cívica de Oaxaca. En 1834, fue nombrado miembro de la Junta de Sanidad local, y así continuó participando cada vez más en cargos políticos y administrativos del Estado, hasta llegar en 1844 a ser nombrado fiscal del Tribunal Supremo de Justicia de Oaxaca.
En 1847, durante la Intervención Estadounidense en México, fue gobernador interino de Oaxaca, con buenos resultados en materia educativa, económica y de seguridad. Sin embargo, su adhesión a los principios modernizadores del liberalismo le ganó la enemistad del general conservador Antonio López de Santa Anna (1794-1876), quien renunció a la presidencia durante la invasión estadounidense pero recuperó el cargo en 1853.
Fue así que los militares irrumpieron en el salón de clases de Juárez y lo apresaron en la isla de San Juan de Ulúa, de donde fue trasladado a Veracruz y desterrado a Cuba. De allí se trasladó a Nueva Orleans, donde pudo reunirse con otros exiliados mexicanos y planificar un golpe de Estado contra Santa Anna.
En 1854, estalló la Revolución de Ayutla y Juárez aprovechó para regresar a México y apoyar la revuelta. Tras la huida de Santa Anna en 1855, Juárez se convirtió en asesor del héroe independentista Juan Álvarez Hurtado (1790-1867), quien fue nombrado presidente provisional.
En el nuevo gobierno de corte liberal, Juárez ocupó el rol de ministro de Justicia e Instrucción Pública, y expidió la Ley Juárez, que le restaba privilegios a la casta militar y al clero, y allanaba el camino para nuevas reformas liberales.
Posteriormente, se desempeñó como gobernador de Oaxaca, ministro de Gobernación y, finalmente, presidente de la Corte Suprema de Justicia, cargo que desempeñaba cuando cayó el gobierno liberal y comenzó la Guerra de Reforma.
Rol de Benito Juárez durante la intervención francesa
Como el gobierno de Juárez se había negado a pagar las deudas e indemnizaciones que debía a los aliados europeos por los préstamos y confiscaciones de ambos bandos durante la Guerra de Reforma, una invasión militar se produjo desde Europa: tropas españolas, francesas e inglesas tomaron el puerto de Veracruz, prácticamente sin resistencia. Contaban con el permiso del papa Pío IX, quien estaba disgustado con las reformas liberales del gobierno juarista.
Aunque las tropas españolas e inglesas se retiraron y aceptaron un acuerdo posterior con el gobierno mexicano, las francesas decidieron permanecer, dado que Napoleón III (1808-1873), emperador de Francia, deseaba establecer un Imperio mexicano tutelado por el Imperio francés. Esta etapa se conoce como la Segunda Intervención Francesa en México.
Juárez convocó a los mexicanos nuevamente a unirse a su causa para hacer frente a los invasores, pero el Congreso, de fuerte presencia conservadora, entorpeció sus actos. Además, los conservadores apoyaron abiertamente a los franceses.
Aunque en 1862 los franceses fueron derrotados en la Batalla de Puebla, el ejército invasor, reforzado con nuevos soldados europeos, avanzó sobre la capital mexicana en 1863, lo que obligó al gobierno de Juárez a desplazarse de manera itinerante hacia el norte del territorio. Comenzó entonces una guerra de guerrillas por parte de las fuerzas republicanas, cuyos aliados estadounidenses estaban sumergidos en su propia guerra de Secesión (1861-1865).
Los franceses establecieron el Segundo Imperio Mexicano (1863-1867) y sentaron en el trono a Maximiliano de Habsburgo (1832-1867), quien invitó a Benito Juárez a formar parte de su gobierno. Juárez declinó la oferta en una carta pública en la que lo acusaba de ser un agente de Napoleón III y le advertía que la historia habría de juzgarlo. Los liberales continuaron reconociendo como legítimo gobernante a Juárez.
Cada vez más diezmadas por los franceses, las fuerzas juaristas fueron obligadas a retirarse a la frontera con Estados Unidos en Villa Paso del Norte, hoy conocida como Ciudad Juárez. Sin embargo, en los meses siguientes, culminó la guerra civil estadounidense, con la victoria de los aliados de Juárez, cuyo presidente, Andrew Johnson (1808-1875), solo reconocía a Juárez como presidente legítimo de México.
El contraataque republicano inició en 1866, aprovechándose de la negativa de los franceses a continuar involucrándose en el conflicto, dada la inminencia de la guerra entre Francia y Prusia, y la posible intervención de Estados Unidos en el conflicto mexicano. Las tropas francesas fueron retiradas entre fines de 1866 y comienzos de 1867, y las tropas juaristas volvieron a controlar de forma progresiva el territorio nacional, hasta que en 1867 se produjo el sitio de la ciudad de Querétaro, donde se hallaba recluido el emperador Maximiliano con sus últimas tropas.
Los republicanos tomaron Querétaro en mayo y la Ciudad de México en junio. Juárez nombró un tribunal militar para que juzgara al ex emperador y a sus dos generales, Miguel Miramón y Tomás Mejía, por cargos de traición a la patria y usurpación de funciones, lo que resultó en el fusilamiento de los tres en el Monte de las Campanas el 19 de junio. Juárez entró en la Ciudad de México el 15 de julio de 1857. La república mexicana fue restaurada, con Juárez nuevamente a la cabeza.
Segunda presidencia de Benito Juárez
Juárez volvió a ser electo presidente de la república en las elecciones de 1867 y dedicó su mandato al fomento de la paz y la concordia. Hizo un énfasis particular en la educación, la infraestructura y la búsqueda de inversores privados locales y extranjeros, de acuerdo con el espíritu moderno, liberal y laico que lo caracterizaba. La alfabetización y la extensión de las redes de ferrocarril y telégrafo fueron algunas de sus políticas más importantes.
Sin embargo, este segundo mandato de Juárez no fue muy estable desde un punto de vista político. Las Leyes de Reforma y la demolición de algunos templos católicos en la capital, como el de San Andrés (donde habían reposado durante unos días los restos de Maximiliano), enfurecieron a sus rivales conservadores, que tramaron una conspiración en su contra y provocaron varios alzamientos entre 1868 y 1869, apoyados por la Iglesia.
Esta situación no impidió que Juárez culminara su gobierno. Sin embargo, su decisión de volver a postularse a las elecciones presidenciales de 1871 generó descontento entre los liberales. Juárez fue reelecto para un nuevo período tras vencer a los candidatos Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada.
El cuestionamiento a la legitimidad de la reelección llevó a Porfirio Díaz a pronunciar el Plan de La Noria, que implicó desconocer los resultados y comenzar una insurrección militar en contra del gobierno de Juárez. Si bien la sublevación no alcanzó un éxito militar, la muerte por causas naturales de Juárez en 1872 precipitó los acontecimientos. Lerdo de Tejada accedió a la presidencia interina por ser el presidente de la Corte Suprema de Justicia y, por lo tanto, el legítimo sucesor hasta que se celebraran las próximas elecciones.
Fallecimiento de Benito Juárez
Benito Juárez falleció el 18 de julio de 1872 en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, víctima de un paro cardiorrespiratorio. Hubo un mes de solemnidades en su honor y, desde 1887, el aniversario de su muerte es fecha patria en el territorio mexicano. Sus restos descansan en el Museo Panteón de San Fernando, en la Ciudad de México.
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Referencias
- Galeana, P. (2023). Benito Juárez. El hombre y el símbolo. Crítica.
- Scholes, W. V. (2025). Benito Juárez. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com
- Thomson, G. (2018). Benito Juárez and Liberalism. Oxford Research Encyclopedia of Latin American History. https://oxfordre.com
- Von Wobeser, G. (Coord.). (2014). Historia de México. Fondo de Cultura Económica.
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