30 Ejemplos de
Anáfora

La anáfora es una figura retórica que consiste en la repetición de una o más palabras al principio de un verso o un enunciado con fines expresivos o estéticos. Por ejemplo:

La luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira,
el niño la está mirando.

Federico García Lorca, “Romance de la luna, luna”

Las anáforas suelen utilizarse en el género lírico, puesto que les otorgan musicalidad y ritmo a los poemas. Sin embargo, también pueden aparecer en textos en prosa, donde se reiteran distintas frases o sintagmas con el objetivo de enfatizar algo o generar un efecto más potente con el lenguaje. Así, es posible encontrarlas en discursos políticos y publicitarios. Por ejemplo: Lee mucho, lee siempre, lee todos los libros que puedas.

Cuidado: No debemos confundir la anáfora como recurso literario con la anáfora como procedimiento lingüístico. Una anáfora en gramática consiste en usar un pronombre o un deíctico para referirnos a una expresión que ya ha aparecido anteriormente en el discurso. Por ejemplo: La directora dijo que la llames. En este caso, el pronombre la se refiere a la directora, que funciona como su antecedente.

La anáfora como recurso literario se clasifica dentro de las figuras retóricas de repetición, es decir, aquellas que reiteran algún elemento del texto escrito. Otros ejemplos son el polisíndeton, el paralelismo, el retruécano, el quiasmo, la paronomasia o la diáfora.

Figuras retóricas

Ejemplos de anáfora

  1. Lucharemos por lo que fuimos. Lucharemos por lo que seremos.
  2. Cuando la vida te sonría y cuando la vida te esquive.
  3. Salí por la avenida. Salí yo, y salieron mis sueños.
  4. Pensando, siempre. Pensando en ella.
  5. Aquí todo se sabe, aquí nada es secreto.
  6. El sonido del alma, el sonido del mar.
  7. La calma que antecede a la tormenta, la calma está por llegar.
  8. Irán ellos primero. Irán tras su búsqueda.
  9. El invierno esconde un secreto; el invierno tiene noches que pueden deslumbrar.
  10. Supe admirarlo, supe tenerlo, supe extrañarlo.
  11. Puedo explicártelo todo, puedo explicártelo todo y aun así no lo entenderías.
  12. Verde que te quiero verde.
    Verde viento. Verdes ramas.

    Federico García Lorca, fragmento de “Romance sonámbulo”
  1. Tarde que socavó nuestro adiós.
    Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro.
    Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos.

    Jorge Luis Borges, fragmento de “Una despedida”
  2. Ojo, que remonto plato.
    Ojo, que salto hecho jarra.
    Ojo, que giro paloma.
    Ojo, que remonto cabra.

    Rafael Alberti, fragmento de “Los ojos de Picasso”
  3. ¡Las nubes solamente! ¡Las nubes se acrecientan
    Sobre el dormido mundo! ¡Las nubes por doquier!

    José Zorrilla, fragmento de “La tempestad”
  1. Temprano levantó la muerte el vuelo,
    temprano madrugó la madrugada,
    temprano estás rodando por el suelo.
    No perdono a la muerte enamorada,
    no perdono a la vida desatenta,
    no perdono a la tierra ni a la nada.

    Miguel Hernández, fragmento de “Elegía”
  1. ¡Qué esfuerzo!
    ¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
    ¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!
    ¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
    ¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!

    Federico García Lorca, fragmento de “Muerte”
  2. Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
    nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.

    Antonio Machado, fragmento de “A la muerte de Rubén Darío”
  1. Podrá nublarse el sol eternamente;
    Podrá secarse en un instante el mar;
    Podrá romperse el eje de la tierra
    Como un débil cristal.

    Gustavo Adolfo Bécquer, fragmento de “Amor eterno”
  2. Hay quien precisa una canción de amor;
    hay quien precisa un canto de amistad;
    hay quien precisa remontarse al sol
    para cantar la mayor libertad.

    Silvio Rodríguez, fragmento de “Hay quien precisa”
  3. mis pupilas negras sin ineluctables chispitas
    mis pupilas grandes polen lleno de abejas
    mis pupilas redondas disco rayado
    mis pupilas graves sin quiebro absoluto
    mis pupilas rectas sin gesto innato
    mis pupilas llenas pozo bien oliente
    mis pupilas coloreadas agua definida
    mis pupilas sensibles rigidez de lo desconocido
    mis pupilas salientes callejón preciso
    mis pupilas terrestres remedos cielinos
    mis pupilas oscuras piedras caídas

    Alejandra Pizarnik, fragmento de “Vagar en lo opaco”
  4. Ya creces en mi fe, ya estás menguante,
    ya sales, ya te escondes desdeñosa,
    ya te muestras serena, ya llorosa,
    ya tu epiciclo ocupas arrogante;

    ya los opuestos indios enamoras,
    y me dejas muriendo todo el día,
    o me vienes a ver con luz escasa.

    Lope de Vega, fragmento de “Sentado Endimión”
  5. Cae en infancia
    Cae en vejez
    Cae en lágrimas
    Cae en risas
    Cae en música sobre el universo
    Cae de tu cabeza a tus pies
    Cae de tus pies a tu cabeza
    Cae del mar a la fuente
    Cae al último abismo de silencio
    Como el barco que se hunde apagando sus luces.

    Vicente Huidobro, fragmento de “Canto I”
  6. Es hielo abrasador, es fuego helado,
    es herida que duele y no se siente,
    es un soñado bien, un mal presente,
    es un breve descanso muy cansado.

    Es un descuido que nos da cuidado,
    un cobarde con nombre de valiente
    un andar solitario entre la gente,
    un amar solamente ser amado.

    Francisco de Quevedo, fragmento de “Definición del amor”
  7. Mientras las ondas de la luz al beso
    palpiten encendidas,
    mientras el sol las desgarradas nubes
    de fuego y oro vista,
    mientras el aire en su regazo lleve
    perfumes y armonías,
    mientras haya en el mundo primavera,
    ¡habrá poesía!

    Gustavo Adolfo Bécquer, fragmento de “Rima IV”
  8. Grato sentir o presentir, rey doliente,
    que tus dulzuras son adioses,
    que te será negada la llave,
    que la cruz del infiel borrará la luna,
    que la tarde que miras es la última.

    Jorge Luis Borges, fragmento de “Alhambra”
  9. Cuba nos une en extranjero suelo,
    Auras de Cuba nuestro amor desea:
    Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo,
    Cuba en tu libro mi palabra sea.

    José Martí, “Cuba nos une en extranjero suelo”
  10. Cristal de sangre cuya luz traspaso,
    tu cuerpo enardecido de reflejos;
    tu cuerpo de reflejos circunflejos,
    tu cuerpo oscuro desenvuelto en raso.

    Carlos Pellicer, fragmento de “Nadie llegó hasta mí con este paso”
  11. Quisiera que me recuerden sin llorar,
    ni lamentarme,
    quisiera que me recuerden
    por haber hecho caminos.

    Joaquín Areta, fragmento de “Quisiera que me recuerden”
  12. Arde, sombrío, arde sin llamas,
    apagado y ardiente,
    ceniza y piedra viva,
    desierto sin orillas.

    Arde en el vasto cielo, laja y nube,
    bajo la ciega luz que se desploma
    entre estériles peñas.

    Arde en la soledad que nos deshace,
    tierra de piedra ardiente,
    de raíces heladas y sedientas.

    Octavio Paz, fragmento de “Acabar con todo”

Cuidado: No debemos confundir la anáfora como figura retórica con el paralelismo. En la anáfora se repiten una o varias palabras al inicio de frases contiguas, mientras que en el paralelismo se repiten determinadas estructuras sintácticas, pero no necesariamente las palabras. Por ejemplo: Año nuevo, vida nueva.

Otras figuras retóricas

Figuras retóricas

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¿Cómo citar?

"Anáfora". Autor: Natalia Ribas. De: Argentina. Para: Enciclopedia de Ejemplos. Disponible en: https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-anafora/. Última edición: 12 julio, 2023. Consultado: 26 febrero, 2024.

Sobre el autor

Autor: Natalia Ribas

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires).

Fecha de publicación: 5 mayo, 2015
Última edición: 12 julio, 2023

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